Arena.

Era menuda.
Llevaba rayos de sol en el cabello,
clorofila en la mirada,
y piel color arena.

Parecía fría,
pero si la conocías bien, se tornaba cálida,
amorosa,
y amable.

Sonreía e irradiaba luz,
tanta que era capaz de iluminar cualquier oscuridad.

Sus abrazos eran calma,
tranquilidad
y paz.

Sus emociones eran otro cuento,
porque se parecían al mar:
a veces tempestuoso
y otras en calma.

Pero,
sobre todo,
era luz...
de esa que siempre te indica el camino a seguir
y que brillaba, pero no hacía daño en los ojos.

Así era ella.
Así era Luz.

Comentarios

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-1

Querido mejor amigo.