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Querido 2015 Año 2015      2015, fuiste un año de descubrimientos, desilusiones, pérdidas, encuentros, abrazos, noticias, imprevistos, reencuentros, creación, inspiración, bloqueos mentales, lágrimas, recuerdos, momentos, sonrisas, miradas, cumpleaños, reuniones, despedidas, alegrías, tristezas, decepciones... en fin, fuiste muchas cosas.      Admito que, tú me enseñaste que la vida es efímera y que puede ser, realmente, imprevista.      Por otro lado, tengo que admitir que, gracias a tí, soy mayor de edad, no tengo tanto miedo a estar sola y entendí que, aunque las personas quieran saber la verdad, no siempre están dispuestas a escucharla.       Resalto que, fuiste eso que no se nombra por miedo a que vengan los malos recuerdos. Fuiste la antítesis de la alegría y un símil de la tristeza. Fuiste un verso suelto en medio de una rima consonante. Fuiste un claroscuro y el todo que se convirtió en la nada... aunque, al final, solo fuiste una estrella fugaz.      2015, no fuiste e

Me imagino una Navidad.

Me imagino una Navidad en la que faltarán y sobrarán los abrazos. Me imagino una Navidad en la que varios corazones se romperán. Me imagino una Navidad repleta de soledad, desamor y tristeza. Me imagino una Navidad igual a una hoja seca a punto de caer. Me imagino una Navidad cómo un día carente de importancia. Me imagino una Navidad con luces, música y regalos sin vida. Me imagino una Navidad en la que no sabré si reír o llorar. Me imagino una Navidad en la que hará falta sonreír más. Me imagino una Navidad dulce y letal igual a un veneno. Me imagino una Navidad perfecta e ideal para un poeta. Me imagino una Navidad llena de lágrimas y recuerdos. Me imagino una Navidad diferente a las que he vivido. Me imagino una Navidad diferente a lo que pensaba. Me imagino una Navidad efímera, cómo un suspiro. Me imagino una Navidad fría y seca como el hielo. Me imagino una Navidad en la que no seré feliz. Me imagino una Navidad que no será Navidad. Me imagino una Navidad de tono

Aprendí.

Yo aprendí que, en esta vida, no se puede ser tan lamebotas. No se puede estar ahí, siempre que las personas te necesitan, y yo siempre estuve ahí, para todos, cuándo querían y cuándo no. Siempre los ladillaba, siempre pregunté cómo estaban y ¿cuándo yo los necesitaba? Nunca estaban. Estaban solo un momento y ya. Es cierto, algún día encontraré a alguien con el que el tiempo me parezca corto y necesite cada vez más de él... pero, eso, algún día. Aparte, si una persona me va a querer, tiene que hacerlo cómo soy. Yo siempre fui la pendeja que respondía rápido a los chamos, que siempre les decía lo que querían leer. ¿Ahora? Ahora sé que fui estúpida, que no se puede ser tan pendejo en esta vida, que siempre, si una es tan dada, alguien, en algún momento te va a dañar.

Esta noche.

Esta vez me tocó llorar, aunque eso se ha hecho común en mis noches. Esta vez lloré por ti, por nuestros recuerdos, por mi esperanza de volver a verte, por la tristeza de haberte perdido, por la agonía de estar sin ti... en fin, he llorado porque tuve que dejarte ir. Confieso que, mientras la guitarra sonaba y esa garganta cantaba, te maldecía. Lo hacía porque, simplemente, llegaste, desordenaste todo, y te fuiste. Admito que, no dejaba de pensar que todo pasó muy rápido; que solo hace meses ni me acordaba que existías y que, de repente, tuve que verte dentro de un ataúd, tuve que verte morir cuando aun me faltaba verte vivir, tuve que entender que, ya no vería tu sonrisa, ya no me abrazarías... tuve que entender que ya no estarías aquí. Ayer, en la noche, no tuve abrazos, no tuve quién me secara las lágrimas, simplemente lloré sola, en mi silla, mientras todos gritaban y sufrían. Realmente, sé que parece un poco alocado pero, sentí como si la guitarra estuviera sufriendo, par

Hasta luego, mi Elsj.

Hola, primo. Hoy no tengo la esperanza de que leas esto. Hoy, de repente, se acabó todo... hasta tú. Quisiera que esto no estuviese pasando. Quisiera que vinieras a decirme: "Prima, ¿cómo estás?". Quisiera poder abrazarte y escuchar tu voz. Quisiera verte sonreír como aquel 11 de agosto. Quisiera que tus ojos cafés me volvieran a mirar... quisiera que estuvieses aquí. Debo decir que se te acabó el tiempo. Se te acabó el tiempo, tan rápido, que ni siquiera pude notarlo. Solo sé que ya no estás conmigo y, créeme, no sabes lo que daría para que no fuera así. Confieso que, te ganaste mi corazón y quisiera agradecerte por los bonitos recuerdos que dejas en mi memoria. Nos sobraron ganas, Erick Luis, y nos faltó tiempo. Hoy debo dejarte ir, lo sé, y lo siento. Así que... vuela alto, mi Elsj.

Para ti, que estás leyendo esto.

Quizá no lo sepas, y yo no lo diga a menudo, pero te quiero. Te quiero porque has estado ahí, aguantando cada una de mis rabietas y mis rechazos, y me has hecho reír cuando no quería hacerlo. Te quiero porque me has abrazado hasta cuando no quería un abrazo y porque estás ahí, conmigo. Te quiero porque, a pesar de estar al otro lado de una pantalla, me consuelas cuando lloro. Te quiero porque me escuchas y, de alguna extraña manera, te escucho. Te quiero porque, simplemente, prefiero hablar contigo y te quiero porque me acostumbraste a tí. Te quiero porque eres sincero y siempre me das tu opinión. Te quiero porque puedo desahogarme contigo y eres unos de los pocos que ha permanecido a mi lado. Te quiero porque eres un gran amigo y una de las personas en las que más confío. Te quiero porque eres tú y porque eres uno de los pocos a los que le he pedido disculpas. Y sobre todo, te quiero porque pasaste de ser una de las personas a las cuales saludaba cuando me la encontraba en la calle a

No borrar.

Quizá, la única cosa que no borraría serían mis recuerdos. Porque, ¿dónde quedarían los momentos con mis hermanos, la sonrisa y los ojos grises de mi abuelo? ¿Dónde quedaría el rostro de Juan José y las canciones a duo con mi mamá? ¿Dónde quedaría el momento en el que mi tío Loqui me dijo "hija" y esa vez que lloré con mi abuelo? ¿Dónde quedaría el recuerdo de los festivales y aquella poesía con la que lloré mientras escribía? ¿Dónde resguardaría cada mirada, cada sonrisa y cada abrazo? ¿Cómo recordaría que lloraba cuando cualquier cosa se rompía y que tuve amigos que perdí? ¿Cómo voy a contar que tuve noches en las que no quería dejar de hablar y que siempre miré a la luna? ¿Adónde irían todas mis lágrimas y todos mis temores? ¿Cómo diré que hubo una época en la que fui feliz? ¿Dónde estarían las veces que mi abuela Virginia me miró con orgullo y la sonrisa de mi abuela Graciela? ¿Adónde irían las madrugadas en las que lloré y los días en los que reí? ¿Cómo explicaría que mi

Para ti, Elsj.

Hola, estúpido. Ya han pasado dos meses desde tu accidente. Las cosas no han cambiado mucho en tu ausencia: el sol sigue brillando, aun cuando se oculta detrás las nubes; la luna sigue en el cielo, con la danza de las estrellas alrededor; en el mar abundan las olas y, en el cielo, las aves... todo sigue igual, excepto tú. Supongo que, esta situación, servirá para algo. Supongo que, después que todo pase y te recuperes del todo, llegarás y me sonreirás como si nada hubiese pasado. O quizá no, quizá tu ausencia sea más notable y tu mirada no sea la misma. Sé que no debo llenarme de suposiciones. Sé que debo esperar a que suceda algo, o que cambie algo, no lo sé. Pero la espera duele y saber que estarás en ese estado, por un buen tiempo, duele aun más. No te veo desde hace un buen rato, lo admito. Y recuerdo que, la última vez que te ví, estabas bien, me sonreías, tus ojos marrones tenían brillo... sé que quizá tus ojos no brillen cuando me mires, pero sabré superarlo así como tú

Las cosas que tuve.

Tuve una franela roja con un mono azul, un anillo pequeño y una medalla sin luz. Tuve una camisa blanca y un pantalón azul. Otra medalla sin brillo y un botón con color. Tuve una camisa azul, cuyas rayas amarillas iban en aumento. Aquí, en excepción, solo tuve buenos deseos con marcador. Tuve una camisa beige con rayas verdes, tan verdes como una hoja. También iban en aumento. Crecían rápido, tan rápido como una flor. Tuve un uniforme blanco lleno de accesorios: caponas, botones y un portanombres como decoración. Con él recibí una medalla tan brillante como el sol, tenía una cinta verde y, como complemento, un botón. Tuve momentos inolvidables y mañanas sin sol. Tuve abrazos inesperados, blancas sonrisas y frías tardes. Tuve miradas tardías, tardes de lluvia y lluvia en las tardes. Tuve personas, días y colores. Tuve días de risas y canciones como mañanas de silencios y decepciones. Tuve miles de metáforas y contradicciones, antítesis y comparaciones. Tuve un cielo con nubes, un

Algo efímero.

Todo comienza con una persona y una presentación, quizá por simple norma de cortesía. El tiempo pasa y comenzamos a socializar, nos enteramos de gustos, manías, costumbres... en fin, tratamos de conocernos lo mejor posible. Intercambiamos momentos, sonrisas, miradas, emociones. Pero, llega un momento en el que las cosas dejan de ser lo mismo: las conversaciones ya no nos llenan y, en los momentos en los que coincidimos, tratamos de ser cordiales para disfrazar la tensión. Dejamos de vernos, de escribirnos y de intentar darle ánimo a una conversación vacía. Pasamos de ser 'una de las personas con las que siempre hablaba' a ser 'una de esas personas con las que hablo de vez en cuando'. Aunque, al final, todo es efímero, como la vida misma. Pero, a veces, surgen excepciones. Y son esas personas que, a pesar del tiempo, permanecen ahí, inexorables. Esas personas hacen que el mundo vuelva a cobrar sentido y que las emociones encuentren, por fin, un camino.

Amor

Cometer errores es tan fácil que no lo piensas. Estás vacío, buscando donde no debes, siendo incapaz de ver que, lo que tienes al frente, es mucho mejor. Tal vez, hayan escusas para sentirse así, el miedo de perderte a ti mismo en el intento de mantener a alguien contigo. Tal vez necesitamos estar en una relación y sentirnos libres. O ese es el problema, sentirse con la libertad de hacer lo que queramos y sin que importe. Quisiera que importara, tal vez de esa manera podamos entender los sentimientos de la otra persona. Así pensaba mi yo ilusionado, creía que debíamos amarrarnos para hacer las cosas bien pero me di cuenta, que no, a los golpes. Lo más difícil de estar enamorado es aceptarlo y entregarse al 100% en un mutuo acuerdo. El placer de amar, aunque, luego no funcione es saber que hiciste todo por el amor, la satisfacción de darlo todo y recibir, de alguna manera, acciones parecidas, llena el alma. Estos sentimientos llevan a la mente a recrear imágenes comparativas, hay

Te puedo decir... quizás.

Te puedo decir miles de veces porqué el cielo es azul o porqué me pierdo en tus ojos cada vez que me miras. Te puedo decir, cada día, que estoy aquí contigo, como siempre. O quizá decirte que esa luz que se cuela por la ventana está celosa de los días oscuros, y que la luna siempre envidiará al sol. Te puedo contar miles de historias sobre niños que envidiaban la inmensidad del mar o de personas que deseaban tocar el horizonte. Te puedo decir que la tierra gira, que no estamos solos en el mundo y que, cuando cae una estrella fugaz, hay personas que piden deseos. O tal vez, cuando no haya luz, mostrarte un cielo estrellado. Quizá te diga cuantas veces miro al cielo, cuanto amo los días de lluvia, o quizá te cuente sobre las veces que lloré cuando no debía hacerlo. O quizá me quede callada y te escuche. Sí, quizá te escuche contarme mil y una vez las mismas historias tristes que me hacen llorar o mostrarme una poesía que te haya conmovido. O quizá nada de esto pase. Quizás, en lugar de

He comenzado...

He iniciado con algo que espero y sea beneficioso. en otra ocasión manifesté el estado en que me encontraba, en resumen, estancada y limitada de hacer actividades que me llenan, me satisfacen corporalmente, mentalmente, además involucrarme en un trabajo de equipo en el que me divierto. aun al verlo me place, pero no hay sensación parecida a realizarlo, sentir tus propios pies moverse, los músculos quemarte, que la respiración se agite y al gritar liberes toda esa energía acumulada que al no hacerlo termina oprimiendo tu pecho, la adrenalina de superar tus límites, y no para ganarle a nadie, si no para ganarte a ti; por último descansar, de repente el final parezca simple, pero no lo es, el descanso manifiesta las mejores sensaciones, como: la capacidad de sentirte liviano, a pesar, de seguir estando igual, la facilidad con la que tu mente se duerme y despierta fresca, activa; también, sentirte saludable y y fuerte, por otro lado. Siempre he creído que como uno se ve por dentro lo

Desearía que estuvieras aquí (Aporte)

Sé que estás prestando atención a lo que lees, sé que esperabas esto. ¿Estás lo suficientemente ansiosa para leerme? ¿Tu mente está lista? ¿Tú estás lista? Porque yo lo estoy. Y sé que t ú lo estas. Mi mente explotar á Maldita mierda comercial Me voy a embriagar Para nunca despertar Es verdad, la navidad es alegría. Mi cuerpo se congela de ella, la fría alegría. Desearía que estuvieras aquí, para refugiarme en tu calor. Pero no es así, el maldito sur oeste y su gente estan a tu favor. Me ahogo con toda la mierda que jamás llegué a decir. Desearía que estuvieras aquí, para contarte cada detalle. Pero tus oidos están llenos de nuevas historias, a la cual sonríes, sin firmeza. Maldigo a todos los pandas que habitan en el sol naciente. Desearía que estuvieras aquí, para así maldecir juntos. Pero cenas bambú al lado del oso de blancos y negros trozos. Me siento derrotado, una vez más, por el mismo oponente. Desearía que estuvieras aquí, para luchar jun

Reconocerte.

Hola. Tengo que admitir que no me caías bien, aunque, con el paso del tiempo, aprendí a quererte. O quizá ya te quería desde antes, no lo sé. Sé que solo te conozco desde hace meses, aunque, para mí, parece una eternidad. O, más bien, te reconozco; porque, tú y yo, nos conocemos desde niños: desde que ambos estábamos en edad de juegos y sonrisas. Nos conocemos desde ahí pero, ahora, nos reconocemos. ¿Reconocer? Sí, una palabra común en un contexto diferente, pero es así. Tuvimos que volver a enterarnos de todo: gustos, carácter, costumbres... volver a crear una imagen mental distinta a la que teníamos. Aprendí a quererte, no sé como, pero lo hice. Aprendí a querer esa sonrisa y esos ojos que me miran; aprendí a reírme de cada tontería que me dices; aprendí que, contigo, gané otro hermano... Sí, es cierto, contigo he aprendido muchas cosas. Admito, también, que la noticia de tu accidente me tomó desprevenida. Realmente, no tuve tiempo de pensar en tí. Tuvieron que pasar dos día

Quizá sea demasiado tarde

Para ser sincera, nunca antes me sentí tan culpable en la vida. Quizá sea porque muy pocas veces me detuve a pensar lo que decía; porque no deseaba ilusionarle; porque no deseaba que sufriera, cuando él ya estaba cansado de sufrir; porque solo logré escucharle unas pocas veces; porque no fui la mejor amiga; porque siempre le veía como un amigo y nada más... Quizá por miles de situaciones que poco a poco nos destruían. Pero no lo ví. Lamentablemente abrí los ojos demasiado tarde. Quizá dentro de mí no exista el amor que el desea y menos el que necesita, pero existe un cariño muy grande. Un amor filial que siempre le pertenecerá. Sí, cometí errores... cometimos errores, pero eso nos hace seres humanos, nos hace sentirnos un poco más vivos. Quizás el dolor que siento en el pecho sea similar al de él, quizá logré entenderlo, así sea por una vez. Aunque creo, definitivamente, que es muy tarde para darme cuenta que tenemos más similitudes que diferencias.

A veces...

A veces, en noches como esta, en la que mi única compañía es la pantalla y el teclado de mi computador, me acuerdo que existieron noches en las que solías ser esa tercera parte, esa parte a la que adoraba escribirle en la madrugada, aquella parte que me sacaba tantas sonrisas a las 2:00 am. Pero ahora de nada sirve mirar hacia atrás, porque mientras yo estoy aquí, pensando en ti, tú seguramente pensarás en alguien más, alguien que seguramente hace tus noches más felices de lo que alguna vez pude hacerlas yo.

11:11, ¡pide un deseo!

Nunca tomé en cuenta esa hora en específico. Porque, para mí, siempre fue parte del tiempo, ese tiempo que poco a poco se consume... pero hoy estoy aquí, deseando pedir un deseo, deseando que algo cambie, deseando algo imposible. Hoy estoy aquí esperando un 11:11, el primero que llegue, no me importa. Solo quiero ser feliz, solo quiero mi deseo. A pesar de ello, son las 11:11 y yo estoy aquí, escribiendo, en lugar de pedir un deseo.