Aprendí.

Yo aprendí que, en esta vida, no se puede ser tan lamebotas. No se puede estar ahí, siempre que las personas te necesitan, y yo siempre estuve ahí, para todos, cuándo querían y cuándo no. Siempre los ladillaba, siempre pregunté cómo estaban y ¿cuándo yo los necesitaba? Nunca estaban. Estaban solo un momento y ya.

Es cierto, algún día encontraré a alguien con el que el tiempo me parezca corto y necesite cada vez más de él... pero, eso, algún día. Aparte, si una persona me va a querer, tiene que hacerlo cómo soy.

Yo siempre fui la pendeja que respondía rápido a los chamos, que siempre les decía lo que querían leer. ¿Ahora? Ahora sé que fui estúpida, que no se puede ser tan pendejo en esta vida, que siempre, si una es tan dada, alguien, en algún momento te va a dañar.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

-1

Querido mejor amigo.