Matices.
Creo que lo más difícil de todo fue separarnos.
Justo nosotros, que habíamos compartido tanto, pero nos deshicimos.
Dejamos de vernos, de querernos y de escribirnos.
Fue lo mejor, para ambos y para ti, porque aún me quedaba un poquito de afecto... un poquito de amor.
Al principio no deseaba pensarte y buscaba mil y un excusas para olvidarte.
Fue complicado, pero busqué mil y un maneras de superar todo, y buscarle destinatario a ese amor que se había quedado sin dueño.
Estaba tan enfocada en ello que, poco a poco, dejé de pintar y de escribir.
Hasta que, un día, decidí comprar lienzos, lápices, y diferentes tipos de colores y pinturas.
Decidí comenzar con tus recuerdos y los pinté uno a uno con acuarelas.
Continué con tus abrazos y escribí sonatas, de esas que despiertan el alma.
Recordé tu sonrisa y la dibujé con cuidado y sin prisas.
Sentí tus besos y de mí brotaron miles de estrofas y de versos.
Miré la noche oscura, estrellada e inmensa y decidí recrearla con óleos sobre una mesa.
Finalmente, me acordé de ti, y decidí escribirte un último relato, una última historia. Algo que te hiciera inmortal, para que nunca te olvidaras de mí.
Realicé trazos con lápiz y pincel, usé colores, matices, acentos y tildes.
Creé pinturas, estrofas, mil y un representaciones de ti.
Cada una fue hecha por mí, es cierto, pero esta vez, no eran para ti.
Justo nosotros, que habíamos compartido tanto, pero nos deshicimos.
Dejamos de vernos, de querernos y de escribirnos.
Fue lo mejor, para ambos y para ti, porque aún me quedaba un poquito de afecto... un poquito de amor.
Al principio no deseaba pensarte y buscaba mil y un excusas para olvidarte.
Fue complicado, pero busqué mil y un maneras de superar todo, y buscarle destinatario a ese amor que se había quedado sin dueño.
Estaba tan enfocada en ello que, poco a poco, dejé de pintar y de escribir.
Hasta que, un día, decidí comprar lienzos, lápices, y diferentes tipos de colores y pinturas.
Decidí comenzar con tus recuerdos y los pinté uno a uno con acuarelas.
Continué con tus abrazos y escribí sonatas, de esas que despiertan el alma.
Recordé tu sonrisa y la dibujé con cuidado y sin prisas.
Sentí tus besos y de mí brotaron miles de estrofas y de versos.
Miré la noche oscura, estrellada e inmensa y decidí recrearla con óleos sobre una mesa.
Finalmente, me acordé de ti, y decidí escribirte un último relato, una última historia. Algo que te hiciera inmortal, para que nunca te olvidaras de mí.
Realicé trazos con lápiz y pincel, usé colores, matices, acentos y tildes.
Creé pinturas, estrofas, mil y un representaciones de ti.
Cada una fue hecha por mí, es cierto, pero esta vez, no eran para ti.
Estoy enamorada de esta entrada <3 Meeee encantó, hermosa.. cómo tú. Abracitos, guapa.
ResponderBorrar¡Graciaaas! Me encantas♥ Eres la mejor, muchos abrazos.
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