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Mostrando las entradas de diciembre, 2015

To: 2015

Querido 2015 Año 2015      2015, fuiste un año de descubrimientos, desilusiones, pérdidas, encuentros, abrazos, noticias, imprevistos, reencuentros, creación, inspiración, bloqueos mentales, lágrimas, recuerdos, momentos, sonrisas, miradas, cumpleaños, reuniones, despedidas, alegrías, tristezas, decepciones... en fin, fuiste muchas cosas.      Admito que, tú me enseñaste que la vida es efímera y que puede ser, realmente, imprevista.      Por otro lado, tengo que admitir que, gracias a tí, soy mayor de edad, no tengo tanto miedo a estar sola y entendí que, aunque las personas quieran saber la verdad, no siempre están dispuestas a escucharla.       Resalto que, fuiste eso que no se nombra por miedo a que vengan los malos recuerdos. Fuiste la antítesis de la alegría y un símil de la tristeza. Fuiste un verso suelto en medio de una rima consonante. Fuiste un claroscuro y el todo que se convirtió en la nada... aunque, al final, solo fuiste una estrella fugaz.      2015, no fuiste e

Me imagino una Navidad.

Me imagino una Navidad en la que faltarán y sobrarán los abrazos. Me imagino una Navidad en la que varios corazones se romperán. Me imagino una Navidad repleta de soledad, desamor y tristeza. Me imagino una Navidad igual a una hoja seca a punto de caer. Me imagino una Navidad cómo un día carente de importancia. Me imagino una Navidad con luces, música y regalos sin vida. Me imagino una Navidad en la que no sabré si reír o llorar. Me imagino una Navidad en la que hará falta sonreír más. Me imagino una Navidad dulce y letal igual a un veneno. Me imagino una Navidad perfecta e ideal para un poeta. Me imagino una Navidad llena de lágrimas y recuerdos. Me imagino una Navidad diferente a las que he vivido. Me imagino una Navidad diferente a lo que pensaba. Me imagino una Navidad efímera, cómo un suspiro. Me imagino una Navidad fría y seca como el hielo. Me imagino una Navidad en la que no seré feliz. Me imagino una Navidad que no será Navidad. Me imagino una Navidad de tono

Aprendí.

Yo aprendí que, en esta vida, no se puede ser tan lamebotas. No se puede estar ahí, siempre que las personas te necesitan, y yo siempre estuve ahí, para todos, cuándo querían y cuándo no. Siempre los ladillaba, siempre pregunté cómo estaban y ¿cuándo yo los necesitaba? Nunca estaban. Estaban solo un momento y ya. Es cierto, algún día encontraré a alguien con el que el tiempo me parezca corto y necesite cada vez más de él... pero, eso, algún día. Aparte, si una persona me va a querer, tiene que hacerlo cómo soy. Yo siempre fui la pendeja que respondía rápido a los chamos, que siempre les decía lo que querían leer. ¿Ahora? Ahora sé que fui estúpida, que no se puede ser tan pendejo en esta vida, que siempre, si una es tan dada, alguien, en algún momento te va a dañar.