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Mostrando las entradas de noviembre, 2018

Monotonía.

No sabes lo sola que me sentía. Llegaba, repetía un monótono "hola, ¿qué tal todo?" y recibía el mismo "todo bien" recitado una y otra y otra vez...      y esas eran las únicas palabras que pronunciaba en toda la noche. Luego entraba al cuarto que me asignaron, me cambiaba de ropa y me recostaba buscando consuelo en alguna red social. Me desvelaba, reía, y lloraba al frente de una pantalla. Hasta que me quedaba dormida. Al día siguiente despertaba, me bañaba y alistaba, me hacía algo para desayunar, y salía caminando hasta el terminal de buses. Aguantaba un viaje que tardaba un poco más de media hora solo para estar unas horas con mi familia y poder ver el mar. Era difícil. Cada vez que llegaba, deseaba quedarme allá, porque por lo menos tendría a alguien que me escuchara, pero no, debía alistarme de nuevo y hacer el mismo viaje de regreso para poder ir a trabajar. Así transcurrían mis días.   Hasta que llegaba y me encontraba de nuevo con el sile