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Mostrando las entradas de octubre, 2017

Triángulo (colaboración).

Desde el principio, todo fue confuso. Me gustaba alguien que, según yo, jamás se fijaría en mí y me pretendía alguien que no me interesaba. El tiempo pasaba y el chico que me gustaba se fue de la Isla en busca de un mejor futuro, mientras que, el que me pretendía, se quedó aquí y buscó mil y un maneras de estar conmigo. Nos fuimos acercando de a poco. Estuvo ahí, me sacaba sonrisas y me demostró que me quería de una manera sincera. Nos hicimos novios, mientras que, el chico que me gustaba, hacía viajes esporádicos a la Isla. Los meses pasaron y, sin darnos cuenta, ya teníamos un año. Entonces, la historia se repitió, pero esta vez, de manera inversa: ahora era él el que decidía irse en busca de un futuro mejor y, el chico que antes me gustaba, había regresado a la Isla, pero para quedarse un poco más. Nos encontramos varias veces, porque, realmente, nunca dejamos de hablarnos. Fuimos acercándonos un poco más y, gracias a las muchas vueltas que da la vida, me confesó que sen

Last one.

Estuviste y no estuviste. Cuando se hacía de noche y me quedaba sola, intentando unir cada uno de los retazos de mi vida. Cuando lloraba porque algo me dolía, ya fuera el alma, la vida, las ausencias o los recuerdos. Cuando el cielo se aclaraba y oscurecía mis ojeras. Cuando no escribía porque me quedaba sin inspiración y sin palabras. Cuando llovía afuera, pero era tan cobarde como para acercarme a la puerta. Cuando quise hablar con alguien que me hiciera olvidarme de ti y de tu forma tan desagradable de querer. Estuviste, es cierto, porque sé bien que sabías y mirabas todo. Siempre ahí, desde las sombras. Preocupándote por alguien más. Desviando tu atención a alguien que importaba un poco más que yo. Pero no importaba. Porque, simplemente, ya no estabas.

Ausencia.

Siempre estuve ahí: hablándole, cuidándole, contándole mil y un anécdotas diferentes, esperando que se alegrara y me mostrara esa sonrisa suya... esa que amaba tanto. Siempre quise que fuese feliz, que cumpliese cada uno de sus sueños y que fuese la mejor persona del mundo. Siempre le recordaba y le escribía todos los días sin falta.                 Estuve ahí, aguardando, esperando, deseando que me notara. Pero nada sucedía y los días pasaban uno tras otro cómo una ráfaga. Pasaron mil y un estrellas, el sol se volvió pequeño y la luna dejó de brillar. Pero el día no llegaba y nunca llegó. Así que, me quedé esperando del otro lado de esta Isla. En ese lugar al que no podías acceder. Estaba sola, junto a un montón de sueños rotos y un centenar de soledades,                        con el corazón roto lleno de tonterías y verdades. Una vista común. Similar a esas historias clichés que tanto me gustaba leer.

Grama.

Debías verla. Era alegre, sonriente, risueña y amorosa. Siempre de pie, con una pañoleta en la cabeza, con su cabello plateado, voz ronca y alegre, falda y vestido. Pero dejó de serlo. Es imposible mirarla y no sentir dolor. Está absolutamente delgada, habla muy poco, tiene la mirada perdida y vacía. Parece que le succionaron la vida. Parece que ya no está. Dejó de ser esa persona alegre que se emocionaba al vernos cruzar su portal.     Parece que la muerte se ha llevado su vida. Parece que la vida dejó de quererla ya.

Empty.

Creo que conozco a la perfección el sentimiento de vacío, porque lo he experimentado varias veces. Sé que, el vacío no llega solo, porque siempre es producido por otra fuerza, una que lo empuja y lo hace salir de su inercia. Así que, puedo describirlo de esta manera: Es un día cualquiera. Te encuentras bien, un tanto feliz y tienes ganas de reír, pero de repente, luego de escuchar a alguien pronunciar esas palabras, todo cambia: Te duele el corazón. Sientes una puntada en el pecho. Todo se vuelve lento y callado. El tiempo no pasa. Los ojos se llenan de lágrimas. Te duelen los recuerdos. Deseas correr y abrazar a alguien. Pero eso no sucede. Estás solo, quizá frente a un computador, y necesitas algo o a alguien, pero sabes que esa persona ya no está. Se ha ido. Se ha convertido en el causante de ese vacío.