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Mostrando las entradas de julio, 2018

Blurry.

Dejé enfriar el café sobre la mesa y cerré la puerta. Las luces estaban apagadas, al igual que cada noche, así que caminé a tientas hasta la sala. Afuera se mezclaba el silencio de otra noche de julio con la luz de la Luna llena. Miré al reloj digital y rezaba las 11:30 pm de este jueves un tanto eterno. Tomé un gran sorbo de café y dejé que, por un momento, el sabor amargo me inundara la boca. La cortina estaba cerrada, así que apuré mi café y fui a descorrerla. Permanecí ahí, de pie, perdiéndome en la escena que tenía frente a mí:      todo se entremezlaba y resaltaba,      las luces se iban apagando una a una, hasta que solo quedó la Luna, el oscuro cielo y las estrellas. Un cometa cruzó el cielo, dejando un destello de luz momentánea. Abrí el ventanal y salí al jardín. Me recosté en la grama y me quité los lentes. Todo se volvió borroso y desenfocado, pero justo eso era lo que buscaba. Me perdí, busqué, intenté, pero cada estrella se volvió un borrón. Cerré los ojos

Prime.

Deseaba que escribieras y contaras estrellas, que crearas fantasías y fantasearas con la realidad. Deseaba que sonrieras con ganas y que tus ojos jamás perdieran el brillo. Deseaba que amaras mucho y con intensidad, sin miedo ni restricciones. Deseaba que vivieras mucho y plenamente, que disfrutaras y jamás te arrepintieras. Deseaba que jamás dejaras de ser tú, sin importar nada. Deseaba que fueras la mejor versión de ti, esa que siempre mostrabas, muchos deseaban ver y pocos veían. Deseaba tantas cosas para ti, que disfruté muchísimo el verlas materializadas y verte alcanzar cada uno de tus logros. Disfrute verte sonreír con tanta luz que jamás quise que te extinguieras...      así que, cuando tu luz se apagó, tu sonrisa se deshizo y tu valentía menguó, supe que era el momento de intervenir y dejar de mirarte desde lejos. Entonces, me atreví y te ayudé a levantarte, paso a paso, poco a poco, hasta que tus ojos volvían a adquirir un ligero brillo y tu sonrisa comenzab