32.

Vivimos treinta y dos días intensos, llenos de color, lluvia y secretos; de charlas al oído y de risas al unísono; llenos de noches sin dormir porque deseábamos mirar cómo el amanecer desaparecía las estrellas; llenos de compañía y confianza, de fantasía, palabras, música y sorpresas; llenos de ti y de tu sonrisa contagiosa, llenos de mí y de mi gran capacidad de hacerte reír... llenos de nosotros en cualquier faceta imaginable. Vivimos treinta y dos días inolvidables, de esos que llenan, abarcan y se mantienen, de los que hacen la vida un poco plena y los días posteriores más llevaderos.

Mi sucesión de días a tu lado fueron los mejores, ya que tu compañía llenaba todo, lo unificaba y lo hacía mejor: más colorido, más alegre y más feliz... pero no todo dura para siempre.

Hoy te irás y me iré, en direcciones contrarias y con propósitos distintos. Solo me queda decirte gracias, por ser lo mejor que tuve dentro de mis días contados. Mi mayor felicidad. Mi más grande refugio.

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Querido mejor amigo.