Póstumo.

Lo recuerdo. ¿Cómo no podría hacerlo? Él, absolutamente, era del tipo de persona que son difíciles de olvidar.

Sin duda alguna me acuerdo de él: era un poco más alto que yo, tenía unos brillantes ojos cafés y esa mirada llena de vida. Su piel era morena y bronceada, llevaba un peinado común y, quizás, eso era lo único común que formaba parte de él...

Confieso que prefiero recordarle así, igual a la última vez que lo ví con vida. Prefiero eso, mil veces, a recordarle dentro de ese ataúd negro, con la mirada y la vida apagada.

Recuerdo, también, la tarde en la que me dijeron que había muerto y recuerdo, realmente, el dolor y el vacío que sentí después de eso...

Recuerdo a mi primo: sonriente y solo unos meses menor que yo.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

-1

Querido mejor amigo.